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Un café (onírico) en Macao... con Carrie Gao

1/24/2014

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Luis LÓPEZ GALÁN & Alejandro ROJAS
Con mucha dificultad abro los ojos sin recordar dónde ni cuándo me he quedado dormido. La luz del sol me ciega con los primeros intentos y, aturdido, me doy cuenta de que voy sentado en un taxi junto a mi compañero de aventuras mientras un simpático taxista tararea una canción desconocida. A ambos lados del coche únicamente hay agua de un color que no termina de ser azul ni tampoco verde hasta que de pronto, la silueta de una ciudad de enormes edificios y los reflejos del sol en su millar de ventanas me traen de golpe a la memoria el lugar en el que nos encontramos: hemos llegado a Macao, la ciudad del juego, cruzando el Puente de la Amistad.
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Tras negociar con el taxista en portuñol y sin saber si el lugar donde hemos parado es el más adecuado para nuestra cita, bajamos en la Alameda Dr. Carlos D' Assumpçao. El pasado portugués de la ciudad ya se ha hecho notar, algo que nos facilita las cosas. Macao perteneció a Portugal durante casi 450 años hasta que en 1999 se convirtió, junto a la vecina Hong Kong (a la que se puede cruzar en ferry), en región administrativa especial de China, aunque el portugués sigue siendo lengua oficial junto al chino y tienen sus propias leyes diferentes al resto del país, como por ejemplo la que le garantiza su mayor fuente de ingresos: la ley del juego. Macao es el único lugar de China donde está permitido jugar en casinos, lo que hace que la importancia de éstos en la ciudad esté a la altura de Las Vegas e incluso la sobrepase: en Macao los casinos generan cuatro veces más ingresos que Las Vegas.

Esta cultura del juego, los casinos y los grandes edificios se mezclan con los vestigios arquitectónicos y populares portugueses y con las antiguas costumbres chinas que hoy luchan por seguir vivas. Tras los últimos árboles de la Alameda y rodeada de agua vislumbramos la cabeza de la estatua de Guan Yin, conocida en occidente como la 'Diosa de la Misericordia', uno de esos ejemplos de la mixtura de la ciudad. A la estatua se accede a través de una pasarela sobre el agua y desde allí también se puede contemplar el moderno edificio del Centro de Ciencia de Macao.

Apartando la vista de Guan Yin y el puerto de Macao, miramos el mapa con la intención de no llegar tarde al MGM Resort, donde hemos quedado con nuestra amiga Carrie. Las calles y avenidas en esta zona tienen ese aire de gran ciudad llena de tránsito, coches y gente. El taxista tenía razón y tras muy pocos minutos caminando por la Avenida Dr. Sun Yat-Sen un enorme león dorado a los pies de un edificio tricolor de grandes dimensiones nos indica que hemos llegado. El hotel es lujoso y moderno y una vez dentro vemos a una emocionada Carrie que agita su mano saludándonos desde uno de los rincones. Tras recordar fugazmente y con nostalgia risas y bromas de momentos pasados, Carrie nos guía hasta su bar favorito en la ciudad: el Lion's Bar, dentro del Resort, un moderno club con música en vivo y una carta infinita de cocktails. Según nos comenta Carrie, por el escenario del Lion's bar han pasado artistas internacionales y hoy hemos tenido suerte, el grupo Soul Republic ambienta la velada con su mix de ritmos entre Hip Hop, Latin y Rock.
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La Torre de Macao por Mr Wabu en flickr
Dada la impresionante cantidad de cocktails del bar, decidimos dejar los cafés por esta vez y lanzarnos a probar los que mejor nos suenan. Mientras Carrie elige su favorito, el Passionate Lady, nosotros nos preparamos para degustar un Empire (vodka con plátano y zumo de limón) y un Oriental (cognac con melocotón y piña).

Mientras esperamos las bebidas, Carrie adivina nuestra primera impresión sobre Macao: el rastro de diferentes culturas a lo largo de su historia. De hecho, en este rincón de China uno de los postres más típicos y el favorito de Carrie son los famosos Pasteis de Nata portugueses. Uno de los lugares emblemáticos donde degustar los Egg Tarts, como les llaman a este lado del mundo, es Lord Stow's Bakery o la tienda de Andrew, el primero que hizo famosa la receta en Macao. Su establecimiento se encuentra en Coloane, una de las dos islas frente a la ciudad de Macao que le pertenecen junto a la de Taipa, donde se encuentra el Venetian Resort y la City of Dreams, con el Hard Rock Macao. Pasar de Lisboa a Venecia atravesando una calle típicamente china es algo que solamente ocurre aquí.

Ya con nuestras bebidas en la mesa y saboreando la mezcla de sabores, Carrie nos habla del gran cambio de la ciudad en los últimos años gracias a los casinos y el mundo del juego. La joya del skyline creado a partir de esta transformación de la ciudad es sin duda la Torre de Macao, de 223m de altura, a la que se puede subir no sólo para admirar las vistas en un día despejado, sino también para que los más valientes se lancen al vacío en el salto puenting o bungee más alto del mundo. Además de la Torre de Macao, la silueta de la ciudad está marcada por un enorme edificio en forma de flor de loto que alberga el hotel y casino Grand Lisboa, que además cuenta en su interior con el restaurante Robuchon a Galera, con tres estrellas michelín. Aunque los casinos están diseminados por la ciudad, en esta zona y no demasiado lejos los unos de los otros se encuentran algunos de los más conocidos: Rio, Golden Dragon, Casino Lisboa, Macau Palace, etc
. 
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Sin embargo, Macao es más que sus casinos. La ciudad lucha por mantener sus costumbres chinas y por no destruir las portuguesas. Por eso y con las ganas de descubrir los rincones más antiguos, dejamos el Lion's bar y tomamos un autobús que rápidamente nos hace atravesar el lago Nam Van y nos deja ver la impresionante silueta de la que Carrie nos hablaba atravesada por el Ponte Governador Nobre de Carvalho, una de las vistas favoritas de nuestra amiga.

El autobús nos lleva a gran velocidad y, casi sin previo aviso, Carrie nos empuja a la calle en la siguiente parada. Acaba de recordar que de camino al centro histórico hay un lugar que deberíamos ver. Dejamos el mar a nuestras espaldas y tras andar unos pasos ya vemos, oculto entre árboles, lo que parece un antiguo edificio que cumple con lo que los occidentales imaginamos al pensar en China. Según nos cuenta Carrie al acercarnos, se trata de un templo más antiguo incluso que la propia ciudad de Macao. Se cree que fue construido en el s. XV por pescadores para honrar a la Diosa A-Má, la Diosa taoísta del Cielo considerada protectora de marineros y pescadores. Al entrar, en el patio, la gente quema petardos para saludar a los visitantes como nosotros y para alejar a los malos espíritus. Paseamos tranquilos dejándonos llevar por la calma de este oasis perdido en mitad del desierto de acero de Macao y nos llevamos esa paz para continuar nuestro recorrido de vuelta al autobús.

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Templo A-Ma, por Blowing Puffer Fish en flickr
Entre risas y anécdotas hemos llegado al centro histórico de Macao, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2005. Bajamos en la Plaza Largo del Senado y de repente nos volvemos a transportar a Lisboa, sus suelos empedrados con motivos de olas y su arquitectura neoclásica. El impresionante color amarillo de la Oficina de Asuntos Municipales y de la Iglesia de Santo Domingo, construida en el s. XVIII, así como la preciosa Casa de la Misericordia, que alberga actividades caritativas, dominan una plaza llena de vida. Alejándonos un par de pasos del conglomerado de piedra del suelo de esta plaza volvemos a darnos cuenta de que estamos en China, aunque en nuestra memoria siguen vivas las imágenes de los grandes rascacielos de Macao, que se nos antoja casi como una ciudad surrealista creada a partir de los sueños de distintas generaciones.
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Plaza Largo do Senado, por mroach en flickr
Caminamos por las calles aledañas a la plaza y nos ponemos ya en camino hacia el que probablemente sea el principal monumento de Macao, la Catedral de San Pablo, pero antes Carrie nos dirige a una calle con mucha historia: la Rua da Felicidade, centro de la vida bohemia y la prostitución en otros tiempos. Sus contraventanas de color rojo, el color de la suerte para los chinos, y sus letreros amarillos, el del dinero, ofrecen una bella imagen al paseante. De hecho, en la película 'Indiana Jones y el templo maldito' la calle de la Felicidad aparece en alguna de sus escenas.

Nos vamos alejando poco a poco y al llegar a la Rua de Sao Paulo, Carrie nos recomienda las tiendas de souvenirs localizadas a ambos lados de la calle, así como los restaurantes de la zona, de sabores muy diferentes que merece la pena probar. La comida, tanto de los restaurantes como la que se vende en la calle, ha sabido mantener el carácter chino mezclándose con la gastronomía que llegaba de Portugal. Así, a parte de la carne seca en los mercados, donde además encontramos ingredientes muy interesantes para tés como las cigarras para luchar contra las alergias, también hay bacalao disponible como en las calles de Lisboa.

Nos dejamos llevar por el ambiente consumista-turístico de esta calle y poco a poco vamos llegando al último punto de nuestro día: las ruinas de la Catedral de San Pablo. Aunque hoy en día lo único que se conserva en pie es la fachada y la escalinata que lleva hasta ella, antes del incendio que acabó con todo el complejo en 1835 el complejo estaba formado por un colegio y la Iglesia Madre de Dios. La fachada, icono de Macao, está bordeada por la Fortaleza del Monte, defensa militar de la colonia portuguesa en la ciudad que aún conserva 32 cañones y actualmente alberga el Museo de Macao.

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Ruinas de la Catedral de San Pablo en Macao, por Ashatsea en flickr
Al otro lado de las ruinas, el Templo Na Tcha nos devuelve a China y los últimos rayos del sol nos indican que nuestra aventura en Macao está a punto de terminar. Dejamos a Carrie y su alegría enmarcada en una bella postal con los restos de Sao Paulo al fondo y volvemos a un autobús que nos llevará de vuelta al aeropuerto, dejando atrás un día onírico en una ciudad que invita a perderse entre el tiempo y la distancia.
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Ilustraciones: Aarón Mora, el diseñador de Espresso Fiorentino.



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