Luis LÓPEZ GALÁN & Alejandro ROJAS
El verde brillante de una frondosa arboleda envuelve el coche desde el que admiramos las Colinas del Bello Monte. A través de la ventana Caracas parece oler a naturaleza, a tierra que se debió humedecer por la mañana y que ya ha secado el sol de mediodía con un brillo que se hace especial al chocar en las hojas de las ceibas. Sin embargo, al abrir la puerta del coche la realidad vuelve a nuestra memoria y el aroma del café se mezcla con el lejano y ácido olor del vinagre que en otras zonas de la ciudad los caraqueños están utilizando para evitar los efectos de las bombas lacrimógenas. Venezuela lucha en estos momentos por recuperar la esencia que nunca se le debió arrebatar: su libertad.
En una enorme terraza dentro del Caffé Piú nuestra amiga Andrea Atilano (@teatilano) nos espera con la mirada perdida en el horizonte. El Piú es un original lugar con una extensa y exótica carta de cafés inspirados en todos los rincones del mundo, pinochos colgando del techo, estantes con objetos antiguos y recortes de periódicos en las paredes que aún relatan el gol de Maradona contra los ingleses, como Andrea nos describió al citarnos aquí. Al llegar, su mirada deja el horizonte y se emociona al reencontrarse con las nuestras en uno de esos mágicos abrazos que te retrotraen hasta el momento de la última despedida, como si el tiempo no hubiese pasado. Al verla sonreír en el reencuentro nos es inevitable pensar que la fuerza de Andrea representa la dignidad de todos los venezolanos.
El café con leche descremada (¡sin azúcar, por favor!) de Andrea acompaña a nuestros Spiu Expreso con ralladura de limón y capuccino mientras califica de inevitables los levantamientos populares que se han venido dando en todo el país durante las últimas semanas. Venezuela cuenta actualmente con uno de los índices de inseguridad ciudadana más altos del mundo y con una economía a la deriva con más del 56% de inflación según fuentes oficiales, algo que se refleja en la escasez que afecta ya a todos los sectores de la sociedad y en un descontento social generalizado que dio pie, junto a un intento de violación en una Universidad y al asesinato de la ex-miss Venezuela Mónica Spears, al comienzo de las protestas hace ahora un mes, treinta escalofriantes días con sus terroríficos resultados: 23 muertos, 1.304 detenidos, 18 casos de tortura conocidos y miles de heridos. Un Gobierno cobarde reacciona con armas ante las protestas ciudadanas cuando saben que éstas son las únicas que pueden destruir la injusta situación de fuerza suprema a la que ha llegado, y las consecuencias de la cobardía del Gobierno venezolano son tan claras como las cifras anteriores.
El café con leche descremada (¡sin azúcar, por favor!) de Andrea acompaña a nuestros Spiu Expreso con ralladura de limón y capuccino mientras califica de inevitables los levantamientos populares que se han venido dando en todo el país durante las últimas semanas. Venezuela cuenta actualmente con uno de los índices de inseguridad ciudadana más altos del mundo y con una economía a la deriva con más del 56% de inflación según fuentes oficiales, algo que se refleja en la escasez que afecta ya a todos los sectores de la sociedad y en un descontento social generalizado que dio pie, junto a un intento de violación en una Universidad y al asesinato de la ex-miss Venezuela Mónica Spears, al comienzo de las protestas hace ahora un mes, treinta escalofriantes días con sus terroríficos resultados: 23 muertos, 1.304 detenidos, 18 casos de tortura conocidos y miles de heridos. Un Gobierno cobarde reacciona con armas ante las protestas ciudadanas cuando saben que éstas son las únicas que pueden destruir la injusta situación de fuerza suprema a la que ha llegado, y las consecuencias de la cobardía del Gobierno venezolano son tan claras como las cifras anteriores.
La desinformación se ha convertido también en algo común en el día a día de los venezolanos. Aunque fuera del país la prensa habla a diario de los problemas y las marchas, el Gobierno insiste en censurar cierto tipo de información dentro de la propia Venezuela, lo que supone la utilización masiva del arma fantasma por excelencia del s.XXI: las redes sociales. Perfiles personales que claman justicia desde el anonimato de las protestas y otros con nombre propio como @proyectobase con información seria, contrastada y actualizada.
Andrea pasa de la indignación a la tristeza cuando explica cómo el Gobierno hace ver que ésta es una protesta de la clase media alta (o 'burguesía' como ellos la llaman) cuando ciertamente ha llegado a las zonas más humildes del país por muy difícil que en un principio pudiera parecer. En estas zonas, el Estado utiliza a los llamados 'colectivos' para amedrentar a cualquier ciudadano dispuesto a movilizarse. "Si protestas te disparo", le dijeron a una amiga en la puerta de su casa.
Apenas nos queda café en este bálsamo que nos refugia de la algarabía y el trasiego constante de Caracas, esa inmensa urbe que oculta ahora sus encantos bajo un manto de injusticia, armas y miedo. Para Andrea, Caracas captura la vida en su esencia más pura porque es el lugar al que vienes cuando le quieres sentir el ritmo al mundo. El mismo mundo que se está perdiendo el brillo de los colores de Caracas, el aire puro del Parque Nacional de El Ávila, su clima tropical, las galerías del Museo de Bellas Artes o su gente buena, sin añadidos adicionales, buena para reír, para llorar, para amar, para sentir... y para soñar. Soñar con ser libres para votar limpiamente el futuro de su país sin saber de antemano que todo está ya decidido, soñar con poder protestar y manifestarse sin el temor real de que las fuerzas del Estado acaben con su vida, soñar con que la vía constitucional deje de ser justamente eso, un sueño.
Andrea pasa de la indignación a la tristeza cuando explica cómo el Gobierno hace ver que ésta es una protesta de la clase media alta (o 'burguesía' como ellos la llaman) cuando ciertamente ha llegado a las zonas más humildes del país por muy difícil que en un principio pudiera parecer. En estas zonas, el Estado utiliza a los llamados 'colectivos' para amedrentar a cualquier ciudadano dispuesto a movilizarse. "Si protestas te disparo", le dijeron a una amiga en la puerta de su casa.
Apenas nos queda café en este bálsamo que nos refugia de la algarabía y el trasiego constante de Caracas, esa inmensa urbe que oculta ahora sus encantos bajo un manto de injusticia, armas y miedo. Para Andrea, Caracas captura la vida en su esencia más pura porque es el lugar al que vienes cuando le quieres sentir el ritmo al mundo. El mismo mundo que se está perdiendo el brillo de los colores de Caracas, el aire puro del Parque Nacional de El Ávila, su clima tropical, las galerías del Museo de Bellas Artes o su gente buena, sin añadidos adicionales, buena para reír, para llorar, para amar, para sentir... y para soñar. Soñar con ser libres para votar limpiamente el futuro de su país sin saber de antemano que todo está ya decidido, soñar con poder protestar y manifestarse sin el temor real de que las fuerzas del Estado acaben con su vida, soñar con que la vía constitucional deje de ser justamente eso, un sueño.
Un escalofrío que parece eterno recorre nuestras espaldas cuando nuestra amiga alza la cabeza para expresarnos su mayor deseo: la liberación de todos los presos políticos, los que Chávez (ese nombre que sigue sobrevolando Venezuela) encarceló sin fundamentos y los que estos días acaban entre rejas por luchar por su futuro como único crimen. Recuperar el país suena lejano y difícil, pero algo ha empezado a moverse en Venezuela y los cimientos de la injusticia se tambalean gracias a una sociedad que a pie de calle ansía unas elecciones justas en las que gane una persona preparada para conseguirlo.
En las Colinas del Bello Monte la tranquilidad empieza a desaparecer. Cuando se cumple un mes del comienzo de las protestas, una nueva marcha estudiantil se prepara para salir desde aquí a pedir de vuelta los derechos robados a su país. Andrea nos abraza de nuevo, absorbiendo la energía que queremos dejarle y transmitirle a la gente de Venezuela que hoy es ejemplo de lucha y resistencia. Pero antes de despedirse, Andrea pide al mundo colaboración ayudándonos a esparcir la verdad que es que el país no está bien y no podrá estarlo mientras esté sometido al yugo de incapaces, irresponsables pero sobre todo apátridas a los que no les duele ver cómo Venezuela se pudre mientras ellos tengan el poder. Ayudándonos a desenmascarar a este gobierno que dice ser socialista pero que utiliza a la clase más pobre y que lo puso allí para mantenerse en el poder sin que les importe si sus votantes viven para ver otro día. Ayúdennos escribiendo, compartiendo, indignándose con nosotros frente a sus gobiernos silentes, protestando si pueden, apoyándonos y haciéndonos sentir que no estamos solos, que contamos con ustedes.
En las Colinas del Bello Monte la tranquilidad empieza a desaparecer. Cuando se cumple un mes del comienzo de las protestas, una nueva marcha estudiantil se prepara para salir desde aquí a pedir de vuelta los derechos robados a su país. Andrea nos abraza de nuevo, absorbiendo la energía que queremos dejarle y transmitirle a la gente de Venezuela que hoy es ejemplo de lucha y resistencia. Pero antes de despedirse, Andrea pide al mundo colaboración ayudándonos a esparcir la verdad que es que el país no está bien y no podrá estarlo mientras esté sometido al yugo de incapaces, irresponsables pero sobre todo apátridas a los que no les duele ver cómo Venezuela se pudre mientras ellos tengan el poder. Ayudándonos a desenmascarar a este gobierno que dice ser socialista pero que utiliza a la clase más pobre y que lo puso allí para mantenerse en el poder sin que les importe si sus votantes viven para ver otro día. Ayúdennos escribiendo, compartiendo, indignándose con nosotros frente a sus gobiernos silentes, protestando si pueden, apoyándonos y haciéndonos sentir que no estamos solos, que contamos con ustedes.
Agradecimientos: Andrea Atilano, guerrera y generosa aún en los momentos difíciles.
Ilustración: Aarón Mora, el ilustrador de Espresso Fiorentino
Ilustración: Aarón Mora, el ilustrador de Espresso Fiorentino