ESPRESSO FIORENTINO
  • HOME
  • NOSOTROS
    • CONTACTO
  • COLECCIÓN CAFÉS
    • UN CAFÉ EN... >
      • MAPA
    • CAFE SOLIDARIO
  • ARTÍCULOS VIAJEROS
    • EXPERIENCIAS
    • INSPIRACIONES VIAJERAS
  • HOME
  • NOSOTROS
    • CONTACTO
  • COLECCIÓN CAFÉS
    • UN CAFÉ EN... >
      • MAPA
    • CAFE SOLIDARIO
  • ARTÍCULOS VIAJEROS
    • EXPERIENCIAS
    • INSPIRACIONES VIAJERAS

Un café (submarino) en Buenos Aires... con Pató López

6/30/2014

0 Comments

 
Luis LÓPEZ GALÁN & Alejandro ROJAS
Al compás de un pitido intermitente, largo y sonoro abrimos los ojos en la calidez del vagón de un tren que parece habernos transportado a otro siglo. Tras las amplias ventanas toda un vida de ajetreo, equipajes y ruido se desarrolla en un escenario altísimo de techos de metal sujetados en vigorosas columnas engalanadas con flores de hierro. La Estación Retiro fue considerada durante años como el mejor ejemplo de ingeniería estructural de América del Sur y en su grandeza aún lucha por mantener su prestigio. Los primeros años del s. XX inundan nuestra mirada al bajar del tren y comprobar que a pesar de años, avatares y transformaciones el encanto porteño de la época más esplendorosa de Argentina sigue vivo en Buenos Aires, una Capital Federal que nos cobija entre un centenar de viajeros para darnos el más cálido recibimiento.
Imagen
Inmersos en el barullo de un oleaje de gente y maletas arribamos casi sin salir aún del sueño hasta la misma puerta del Café Retiro y su clasicismo romántico. Los muros del café son fieles testigos de aquellos años de gloria argentina y entre su decoración elegante y de finas formas se respira lujo y opulencia, la historia viva del Buenos Aires más evocador. Una pequeña nota discordante llama nuestra atención devolviéndonos por completo a la realidad. Sentada en una de las mesas y aún con unas enormes gafas de sol tapándole los ojos, una chica delgada se acaricia resuelta el mechón de cabello que le cae en la frente mientras consulta la hora en su reloj de muñeca. Sus pantalones estrechos y su aire de chica dura nos hacen olvidar por completo el siglo pasado para volver de golpe al presente. Su nombre es Patricia o Pató para nosotros, sus amigos, y por su gesto sabemos que lleva esperándonos más de la cuenta. Al acercarnos, Pató trata sin éxito de hacernos sentir culpables por su larga espera en un intento que apenas dura unos segundos. Cuando abrimos los brazos, la chica dura desaparece por completo para dar paso a la entrañable risa de nuestra amiga, que se deshace de las gafas de sol para recordarnos en una sola mirada miles de momentos y  recuerdos de un pasado que pareciera haber acabado tan solo unas horas atrás. Con suma rapidez Pató llama al mozo, como dicen a los camareros en Argentina, para ordenarle tres 'submarinos' y nos invita a tomar asiento. Nuestra amiga es un volcán de alegría que crea sin inmutarse una sensación hogareña a su alrededor. Para nosotros este día es casi un reencuentro con una hermana perdida que nos escuchó y ayudó en otro tiempo y que hoy nos recibe en su propia ciudad. 

El Café Retiro comienza a llenar poco a poco todas sus mesas. Si bien es cierto que paradójicamente la bebida que más destaca en las cafeterías en Argentina no es el café, su ritual es toda una tradición de la que todo el mundo participa sacando hueco en algún momento del día para disfrutar de un rato alrededor de una buena taza mientras leen las noticias del día en los periódicos o trabajan en sus ordenadores portátiles. 

- Por cierto, se estarán preguntando qué es el 'submarino' - nos dice Pató demostrando su poder leyendo mentes - pues es muy simple: un vaso de leche caliente con una barra de chocolate amargo en su interior que se irá derritiendo poco a poco.

Sólo los argentinos podrían convertir algo tan sencillo en un famoso y dulce manjar. Para acompañar la bebida, unos pequeños sandwiches calientes o sandwichitos de miga como dice nuestra amiga con jamón y queso para engañar al estómago hasta la hora de la cena. Nada mejor para el día nublado y ventoso que nos hemos encontrado, demasiado frío para Pató, que ante nuestras miradas admite que la queja es uno de los deportes nacionales argentinos. Nos quejamos del clima, de los gobiernos o del fútbol; el argentino necesita quejarse siempre, pero he de reconocer que siempre tenemos la desgracia de estar en lo cierto cuando lo hacemos, lo que nos hace más auténticos. Auténticos y contradictorios, ya que sin embargo una de las características casi inconfundibles de los argentinos es el profundo amor que sienten y profesan por su país, algo que les inculcan desde muy pequeños. Desde los 2 a los 17 años, los niños argentinos cantan la 'Aurora', canción a la bandera que además izan en jardines y colegios.
Imagen
La temperatura del submarino ha derretido ya por completo la barra de chocolate haciéndonos disfrutar de un sabor amargo inesperado. Dejando a un lado las risas y los recuerdos, Pató comienza a derrochar la pasión que siente por la que para ella es la zona más especial de la ciudad de Buenos Aires: el barrio de San Telmo. Nuestra amiga habla de él de corazón y su mirada se pierde en algún lugar entre el blanco techo del Retiro y su propia nostalgia.

San Telmo es el barrio más pequeño, antiguo y tradicional de la ciudad, la zona en la que aún se siente el Buenos Aires más auténtico, el que muchos extranjeros idealizan al leer sobre la ciudad y sus leyendas de tango callejero. Las calles angostas y adoquinadas de San Telmo conservan todavía el sabor de antaño en sus casas señoriales del s. XIX. La ruta que nuestra amiga nos propone comienza en la Calle Defensa, considerada la vía más antigua de la ciudad con sus tiendas de muebles y antigüedades y sus artistas, pasacalles y bailes. Buenos Aires y la Bohemia. Al final de Defensa descansa el que sin lugar a dudas es el enclave favorito de nuestra amiga Pató: la Plaza Dorrego, un sitio con vida propia. Declarada Lugar Histórico Nacional en 1978, alrededor de esta plaza se desarrolla todos los domingos al medio día la denominada Feria de San Telmo que reúne a distintos artistas y puestos de antigüedades y curiosidades. Las calles aledañas aglutinan cafés y restaurantes de empanadas, pizzas o locro (guiso a base de maíz y calabaza) con las mesas a pie de calle para disfrutar del aspecto original que aún conservan acompañados de una cerveza Quilmes o un buen Fernet con Coca Cola. En el que es para nuestra amiga el restaurante más especial del barrio, el Viejo Almacén, deberemos acabar nuestra visita. El Viejo Almacén es un emblema del barrio, del tango y del propio Buenos Aires. Con más de dos siglos de historia, en este restaurante es posible disfrutar de una excelente comida tradicional mientras un bello espectáculo de tango original se desarrolla ante nosotros. Por San Telmo hay que caminar, perderse en la belleza de sus calles y abrirse a la gente que uno pueda encontrarse al paso. Los argentinos son habladores y abiertos de nacimiento y buenos anfitriones por convicción, por lo que Buenos Aires ha de disfrutarse también hablando con sus gentes. Puede que ésta sea una de las pocas ciudades donde subir a un taxi no sea una aventura, si no toda una suerte. Tengo que reconocer que cuando me encuentro lejos de mi Buenos Aires querido, lo primero que extraño son estos detalles, esa charla con el tachero (así llamamos a los conductores de los taxis), ese instinto innato de querer comunicar, de querer dejar rastro en las personas que se le cruzan a uno cada día, esa habilidad por querer compartir anécdotas divertidas, o bien, historias tristes... En la voz de Pató se escucha un bandoneón de noche de milonga.
Imagen
Fachada en Plaza Dorrego por David Baron en Flickr
ImagenTorre de los Ingleses
De los sandwichitos apenas quedan migas y Pató agarra su chaqueta de cuero (no hay que olvidar su faceta de chica dura) para invitarnos a salir a la calle. Al cruzar la puerta la humedad se apodera de nosotros sin piedad y poco a poco comenzamos a atravesar la Plaza Fuerza Aérea Argentina dejando a un lado la magnífica Torre de los Ingleses, construida por residentes británicos para conmemorar el centenario de la Revolución de Mayo. Después de la Guerra de las Malvinas en 1982 el monumento cambió su nombre por Torre Monumental, aunque muchos ciudadanos aún siguen refiriéndose a ella como de los Ingleses. A sus pies, descubrimos en nuestra propia piel que la humedad es una característica más de Buenos Aires: congela en invierno y derrite en verano. En esta enorme plaza el viento húmedo sopla con tanta fuerza que notamos su intenso empuje sobre nuestros cuerpos haciendo complicado nuestro camino hasta el Hotel Sheraton, donde conseguimos llegar minutos después. Desde uno de los pisos más altos del edificio, Pató nos sorprende con unas espectaculares vistas del legendario Río de la Plata, que debe su nombre a las riquezas que aquí esperaban encontrar las primeras expediciones colonizadoras. Buenos Aires y sus encantos a nuestros pies: el barrio de La Boca y su famosa y colorida calle 'Caminito', las 'tanguerías' y milongas nocturnas, el obelisco y la popular Casa Rosada, los museos, la Recoleta, las callejuelas que hablan del mito del tango Carlos Gardel... la lista es interminable y hace que sea necesario condensar la visita a la ciudad en varios días.

Sin embargo, la visión del gran Río de la Plata impulsa a Pató a hablar de Tigre, a una hora de la Capital Federal e ideal para pasar un bonito día conectando con la naturaleza. En esta localidad hay museos para visitar, un casino, numerosos lugares para comer y paseos en catamarán por el Delta. También imperdible para nuestra amiga es el Mercado de Frutos, un paseo típico de fin de semana donde comprar artesanías, muebles, objetos de decoración, etc.

Imagen
Tango en el Barrio de San Telmo por Pablo Dodda en Flickr
Con las maravillosas vistas del río en el horizonte, Pató se sitúa entre nosotros para abrazarnos en un gesto de cariño que da fe de la alegría del momento. Las mil y una opciones de Buenos Aires nos esperan con sus colores, aromas y sabores deseando ser descubiertos. La Capital Federal invita a dejarse llevar por el ritmo de la gente en sus calles y eso es justo lo que pensamos hacer. Buenos Aires es para Pató como su propia personalidad es para nosotros: a veces complicada, caótica y extrema; otras veces cosmopolita, casual, diversa, hermosa y siempre inquieta, y las que más, todo lo anterior a la vez. Una ciudad inigualable para una personalidad única que desde el elevador ya nos espera para ayudarnos a descubrir los secretos de la capital mundial del tango. Y así, como un tango, en la voz de Pató se vuelve a sentir un hipnótico bandoneón que entona el preludio de todo lo que Buenos Aires aún esconde para nosotros.
Imagen
Ilustraciones: Aarón Mora, el ilustrador de Espresso Fiorentino.
Imagen de la Torre de los Ingleses: Zyllan Fotografía en Flickr



​Quizá te interese...

0 Comments



Leave a Reply.

    Tweets por @espressofiore

    Visit Pinterest's profile on Pinterest.

Powered by Create your own unique website with customizable templates.