Luis LÓPEZ GALÁN
La Navidad es tiempo de alegría, tradiciones y reuniones familiares; una época del año de la que nadie puede escapar gracias a la televisión, a la radio y… y a la decoración y ambiente de pueblos y ciudades. En Madrid, las fiestas navideñas se manifiestan de una manera un tanto peculiar. Para muestra, ocho botones:
· El puente de la Constitución
Durante el puente de diciembre la ciudad se llena (literalmente) de españoles venidos desde todas las provincias del país para disfrutar del ambiente navideño. ¿Qué hacen los madrileños mientras tanto? Se esconden en sus casas encerrados con llave y bajo mantas a la espera de poder volver a la oficina sin escuchar acentos diversos por las calles.
· Las pelucas (y todo lo demás)
En Navidad uno tiene que aceptar como normal (aunque no lo sea) pasear por las calles junto a familias enteras ataviadas con pelucas de colores o gorros en forma de ciervo, conejo u otros animales, familias cuyos miembros más jóvenes utilizan, además, petardos y otros artículos de broma que hacen ruido. Un cóctel explosivo, nunca mejor dicho.
· Las pelucas (y todo lo demás) el día de la Lotería de Navidad
El ‘momento peluca’ se intensifica el día 22 de diciembre, fecha que marca el inicio oficial de la Navidad en España con el sorteo de la Lotería. Consejo: ese día no salgas a la calle, no veas la televisión y actúa como si fuera el puente de la Constitución.
· Las colas de Doña Manolita
Doña Manolita es un icono de la Navidad y eso lo demuestran las eternas colas (de horas y horas…) que se forman en la calle del Carmen para conseguir uno de sus décimos de lotería. Aunque parezca mentira, la superstición puede con el frío gélido de Madrid.
· Las doce uvas de la suerte en la Puerta del Sol
Siguiendo con la superstición y aunque a los españoles nos parezca algo de lo más normal, lo de comer uvas al son de las campanadas de un reloj puede resultar cuanto menos extravagante para alguien de fuera. Y para rizar el rizo, uno también las puede tomar durante las pruebas de sonido del reloj, unos días antes de Nochevieja. Para chulos, los madrileños.
· El ‘me espero a las rebajas’
Porque, ¿para qué volvernos locos si dentro de quince días todo estará más barato?
· Las cenas de empresa
La costumbre se extiende a todo el país pero no por ello deja de ser extraña. ¿Por qué alguien en su sano juicio querría pasar una noche comiendo y bebiendo sin parar para terminar cantando el Asturias patria querida mano a mano con el jefe? Espera, ahora que lo pienso…
· La canción de Cortylandia
Sí. Lo acabas de leer. Cortylandia . Ahora no habrá nadie que pueda sacarte la canción de la cabeza. De nada.
Durante el puente de diciembre la ciudad se llena (literalmente) de españoles venidos desde todas las provincias del país para disfrutar del ambiente navideño. ¿Qué hacen los madrileños mientras tanto? Se esconden en sus casas encerrados con llave y bajo mantas a la espera de poder volver a la oficina sin escuchar acentos diversos por las calles.
· Las pelucas (y todo lo demás)
En Navidad uno tiene que aceptar como normal (aunque no lo sea) pasear por las calles junto a familias enteras ataviadas con pelucas de colores o gorros en forma de ciervo, conejo u otros animales, familias cuyos miembros más jóvenes utilizan, además, petardos y otros artículos de broma que hacen ruido. Un cóctel explosivo, nunca mejor dicho.
· Las pelucas (y todo lo demás) el día de la Lotería de Navidad
El ‘momento peluca’ se intensifica el día 22 de diciembre, fecha que marca el inicio oficial de la Navidad en España con el sorteo de la Lotería. Consejo: ese día no salgas a la calle, no veas la televisión y actúa como si fuera el puente de la Constitución.
· Las colas de Doña Manolita
Doña Manolita es un icono de la Navidad y eso lo demuestran las eternas colas (de horas y horas…) que se forman en la calle del Carmen para conseguir uno de sus décimos de lotería. Aunque parezca mentira, la superstición puede con el frío gélido de Madrid.
· Las doce uvas de la suerte en la Puerta del Sol
Siguiendo con la superstición y aunque a los españoles nos parezca algo de lo más normal, lo de comer uvas al son de las campanadas de un reloj puede resultar cuanto menos extravagante para alguien de fuera. Y para rizar el rizo, uno también las puede tomar durante las pruebas de sonido del reloj, unos días antes de Nochevieja. Para chulos, los madrileños.
· El ‘me espero a las rebajas’
Porque, ¿para qué volvernos locos si dentro de quince días todo estará más barato?
· Las cenas de empresa
La costumbre se extiende a todo el país pero no por ello deja de ser extraña. ¿Por qué alguien en su sano juicio querría pasar una noche comiendo y bebiendo sin parar para terminar cantando el Asturias patria querida mano a mano con el jefe? Espera, ahora que lo pienso…
· La canción de Cortylandia
Sí. Lo acabas de leer. Cortylandia . Ahora no habrá nadie que pueda sacarte la canción de la cabeza. De nada.
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