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En el interior de la Cisterna de Estambul

1/19/2015

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Luis LÓPEZ GALÁN
Estambul es una ciudad llena de misterios, rincones secretos aún por descubrir y leyendas de siglos pasados que han perdurado hasta el presente para convertirla en una suerte de metrópolis mística de opulencia otomana y convivencia cultural. Sin embargo, la capital de Turquía guarda su tesoro más preciado en un lugar poco accesible, alejado del mundanal ruido del exterior: en su subsuelo. Y allí nos colamos para descubrir algo único, diferente y con un encanto imposible de igualar: la Cisterna Basílica.
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Cuando uno visita la Plaza de Sultanahmet de Estambul entra en una especie de éxtasis artístico, casi vital, gracias a las maravillas que este lugar ofrece. Entre ellas, la impresionante Santa Sofía (Hagia Sophia, Ayasofya), un inmenso templo que primero fue basílica ortodoxa, después mezquita y que actualmente es uno de los museos más importantes del mundo gracias a su esplendor artístico y arquitectónico. Frente a ella, dejando atrás el Palacio Topkapi y cruzando la plaza, la Mezquita Azul levanta sus espectaculares minaretes hasta el cielo indicando que es una de las mezquitas más bellas y grandes del mundo, donde los viajeros también son bienvenidos. Cerca, mucho más de lo que cualquiera pudiera pensar, un pequeño edificio da acceso a las escaleras que descienden hasta el Palacio Sumergido: la Cisterna Basílica.

La cisterna está formada actualmente por plataformas que permiten recorrerla casi en su totalidad, perderse entre sus columnas húmedas, observar los peces que sobreviven en la oscuridad, escuchar el eco de las gotas del agua cayendo del techo, de las paredes. Esta galería subterránea, inundada de agua y magia, no deja indiferente a nadie.

HISTORIA DE LA CISTERNA BASÍLICA

Durante la época bizantina se construyeron en Estambul numerosas cisternas subterráneas que acumulaban el agua, ya que la población temía que el Acueducto de Valente, que abastecía a la ciudad, fuera destruido en algún asedio.

Según las fuentes históricas, el emperador Justiniano reconstruyó y amplió en el año 532 una antigua estructura que había sido mandada construir por Constantino I el Grande. Debido a que el lugar donde lo había hecho era conocido como la Stoa de la Basílica, la cisterna adoptó su nombre. Gracias a su posición, desde aquí se proveía agua para el Gran Palacio de Constantinopla y más tarde para el Palacio Topkapi, después de la conquista otomana en 1453. Sin embargo, los otomanos gustaban de utilizar agua corriente en lugar de la almacenada en las cisternas, por lo que a finales del siglo XIV dejó de utilizarse hasta que, tras la investigación en el siglo XVI del holandés P. Gyllus, se utilizó como almacén y más tarde como reclamo turístico, ya en el siglo XX.
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La cisterna tiene una superficie aproximada de 9.800 m2 y 336 columnas de mármol con capiteles jónicos y corintios que fueron traídas desde templos paganos de Anatolia. Para su construcción se empleó la mano de obra de multitud de esclavos, muchos de los cuales perdieron su vida al hacerlo. Para homenajearlos se creó la Columna de las lágrimas, situada dentro de la cisterna, representando su llanto.

LAS MEDUSAS

La Cisterna Basílica esconde un secreto en su interior. Para encontrarlo es necesario cruzar la galería por completo, realizar todo el recorrido. Al final, en la parte opuesta a la entrada, las pasarelas se convierten en escaleras para dejar al visitante frente a dos columnas en cuya base aparece como por arte de magia, de entre la oscuridad, el rostro de Medusa, una de las tres gorgonas, los monstruos del mundo subterráneo en la mitología griega. Según el mito, la mirada de Medusa, la mujer de cabello de serpientes, podía petrificar a cualquiera que se encontrara con ella. Por ello, dicen, las dos medusas que sirven de base a ambas columnas dentro de la Cisterna Basílica se encuentran boca abajo y de lado, para que no conviertan en piedra al que ose mirarlas a los ojos. Y no solamente en su leyenda reside el misterio, también en su aparición, ya que nadie sabe a ciencia cierta cómo aparecieron en este lugar. Los más pragmáticos aseguran que fueron traídas de distintos templos a modo de decoración y soporte para las columnas, pero no existen datos exactos que lo aclaren.
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CISTERNA BASÍLICA DE ESTAMBUL

Dirección: Yerebatan cd, 2. 

Horario: miércoles a lunes de 9AM a 6:30PM

Precio: 10 liras.




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