Luis LÓPEZ GALÁN
La frontera entre Zambia y Zimbabue es mundialmente conocida por acoger una de las maravillas naturales del mundo: las Cataratas Victoria, las mismas que descubrimos desde las alturas en nuestro anterior post. Sin embargo, las cataratas son únicamente la interrupción del cuarto río más largo de África, que también forma la frontera natural entre los dos países: el río Zambeze o Zambezi river. En uno de sus puntos, el bajo Zambeze o lower Zambezi, el río ofrece un maravilloso espectáculo de paisajes verdes, animales salvajes y aventuras inigualables... y también algo peligrosas, como nuestra experiencia en canoa en sus aguas, navegando entre hipopótamos, elefantes y cocodrilos. Lee, lee...
LOWER ZAMBEZI
El río Zambeze nace al norte de Zambia, cerca de la República Democrática del Congo, y atraviesa varios países hasta desembocar en el Océano Índico, entre ellos Zambia, Angola, Namibia, Zimbabue o Mozambique. En uno de sus puntos, a 3-4 horas en coche desde Lusaka, la capital de Zambia, se encuentra el Parque Nacional del bajo Zambeze, un lugar apacible donde el río prácticamente se convierte en un lago navegable bordeado por una impresionante flora verde y frondosa. Se trata de un punto turístico en el país debido a su belleza y, por eso, existen numerosos alojamientos y hoteles cuyas habitaciones son en su mayoría amplias tiendas de tela de alto nivel con una zona común desde donde observar los magníficos atardeceres que ofrece el río.
El río Zambeze nace al norte de Zambia, cerca de la República Democrática del Congo, y atraviesa varios países hasta desembocar en el Océano Índico, entre ellos Zambia, Angola, Namibia, Zimbabue o Mozambique. En uno de sus puntos, a 3-4 horas en coche desde Lusaka, la capital de Zambia, se encuentra el Parque Nacional del bajo Zambeze, un lugar apacible donde el río prácticamente se convierte en un lago navegable bordeado por una impresionante flora verde y frondosa. Se trata de un punto turístico en el país debido a su belleza y, por eso, existen numerosos alojamientos y hoteles cuyas habitaciones son en su mayoría amplias tiendas de tela de alto nivel con una zona común desde donde observar los magníficos atardeceres que ofrece el río.
ACTIVIDADES EN EL ZAMBEZI
La zona de Lower Zambezi es muy querida en Zambia y muy visitada por sus habitantes durante, por ejemplo, las fiestas nacionales o puentes durante el año. Quizá la razón sea que la ciudad de Livingstone y las Cataratas Victoria están continuamente congestionadas de turismo internacional y aquí, en el bajo Zambeze, uno puede disfrutar con mayor facilidad de la naturaleza en estado puro.
Los hoteles y otros alojamientos de la zona ofrecen diversas actividades para el visitante: desde mini-cruceros por el río para observar a los animales y ver el atardecer hasta la pesca, caminatas o senderismo, observación de aves, fogatas al caer la noche... o un paseo en canoa surcando las aguas del Zambeze, aguas habitadas por cocodrilos e hipopótamos y visitadas por elefantes. ¿Es peligroso? La respuesta es SÍ.
La zona de Lower Zambezi es muy querida en Zambia y muy visitada por sus habitantes durante, por ejemplo, las fiestas nacionales o puentes durante el año. Quizá la razón sea que la ciudad de Livingstone y las Cataratas Victoria están continuamente congestionadas de turismo internacional y aquí, en el bajo Zambeze, uno puede disfrutar con mayor facilidad de la naturaleza en estado puro.
Los hoteles y otros alojamientos de la zona ofrecen diversas actividades para el visitante: desde mini-cruceros por el río para observar a los animales y ver el atardecer hasta la pesca, caminatas o senderismo, observación de aves, fogatas al caer la noche... o un paseo en canoa surcando las aguas del Zambeze, aguas habitadas por cocodrilos e hipopótamos y visitadas por elefantes. ¿Es peligroso? La respuesta es SÍ.
EN CANOA POR EL RÍO
Probablemente el canoeing o paseo en canoa por el río Zambeze sea una de las actividades más peligrosas de todas las que ofertan los alojamientos de la zona, aunque he de reconocer que no fue en este aspecto en el que pensamos cuando decidimos realizar esta actividad. La posibilidad de vivir un río tan vibrante en carne propia y de que el encuentro con los animales salvajes de la zona fuera tan cercano nos atrajo mucho más... al menos al principio.
La actividad comienza con una (muy) breve clase práctica de canoa o kayak en una orilla que, según el monitor informa, pertenece ya a Zimbabue, el país vecino. Tras esto y con los chalecos salvavidas dispuestos (algo es algo), los aventureros toman sus canoas y van siguiendo despacio a la del monitor, que, cabe indicar, porta únicamente su salvavidas y un walkie talkie a modo de protección. ¿Necesitaríamos más? Probablemente sí, dado que el río Zambeze está repleto de hipopótamos, considerados como los animales más peligrosos de África. Uno pensaría que por ello el equipo de nuestro monitor debería ser algo más completo, y que no lo sea no tranquiliza en absoluto.
Los primeros minutos navegando son apacibles y tranquilos, el río en calma ofrece unas vistas preciosas de distintas aves y algún que otro cocodrilo disfrutando del sol en las orillas. Sin embargo, la paz terminó para nosotros cuando la primera manada o familia de hipopótamos apareció a un lado del río. En este caso se trataba de una familia de hembras y crías protegida por el macho alfa, una de las situaciones más peligrosas debido a que la naturaleza agresiva de este animal se agudiza cuando se trata de proteger a los más pequeños de amenazas externas: nosotros y nuestras canoas. Las indicaciones del monitor eran navegar más rápido intentando dejarlos a un lado, no dirigirnos nunca a ellos y salir pronto de esa zona del río. Y así lo hicimos, dejándolos atrás a ellos, a sus sonidos y a sus ojos saliendo del agua para observarnos con detenimiento. Pero la aventura no terminaba ahí.
Probablemente el canoeing o paseo en canoa por el río Zambeze sea una de las actividades más peligrosas de todas las que ofertan los alojamientos de la zona, aunque he de reconocer que no fue en este aspecto en el que pensamos cuando decidimos realizar esta actividad. La posibilidad de vivir un río tan vibrante en carne propia y de que el encuentro con los animales salvajes de la zona fuera tan cercano nos atrajo mucho más... al menos al principio.
La actividad comienza con una (muy) breve clase práctica de canoa o kayak en una orilla que, según el monitor informa, pertenece ya a Zimbabue, el país vecino. Tras esto y con los chalecos salvavidas dispuestos (algo es algo), los aventureros toman sus canoas y van siguiendo despacio a la del monitor, que, cabe indicar, porta únicamente su salvavidas y un walkie talkie a modo de protección. ¿Necesitaríamos más? Probablemente sí, dado que el río Zambeze está repleto de hipopótamos, considerados como los animales más peligrosos de África. Uno pensaría que por ello el equipo de nuestro monitor debería ser algo más completo, y que no lo sea no tranquiliza en absoluto.
Los primeros minutos navegando son apacibles y tranquilos, el río en calma ofrece unas vistas preciosas de distintas aves y algún que otro cocodrilo disfrutando del sol en las orillas. Sin embargo, la paz terminó para nosotros cuando la primera manada o familia de hipopótamos apareció a un lado del río. En este caso se trataba de una familia de hembras y crías protegida por el macho alfa, una de las situaciones más peligrosas debido a que la naturaleza agresiva de este animal se agudiza cuando se trata de proteger a los más pequeños de amenazas externas: nosotros y nuestras canoas. Las indicaciones del monitor eran navegar más rápido intentando dejarlos a un lado, no dirigirnos nunca a ellos y salir pronto de esa zona del río. Y así lo hicimos, dejándolos atrás a ellos, a sus sonidos y a sus ojos saliendo del agua para observarnos con detenimiento. Pero la aventura no terminaba ahí.
La aventura en canoa dura unas dos horas y, teniendo en cuenta la cantidad de hipopótamos que habitan en el río, dos horas son demasiados minutos expuestos a su mirada feroz. Son pocos los tramos en los que no encontrábamos una nueva manada o sus ojos saliendo de algún lugar a pocos metros de las canoas, obligándonos a cambiar el rumbo y mantenernos cerca de las orillas. Tenerlos tan cerca da miedo. Bastante miedo.
Otra de las situaciones peligrosas es encontrar un hipopótamo en solitario, ya que él también puede temer lo que nosotros, los extraños, podamos hacerle. No ocurriría lo mismo si supiera que todo lo que queremos hacer es huir, pero esto no lo sabe. Y así pasó cuando, en una de las orillas, unos sonidos llamaron nuestra atención. Al mirar, un hipopótamo que en ese momento parecía gigante se aproximaba hacia nosotros corriendo. Y sí, aunque no lo creas, los hipopótamos pueden correr, y mucho. Su carrera se mezcló con la nuestra por salir corriendo, o navegando, a marchas forzadas, remando sin parar para quitarnos lo más rápido posible de su camino. En este tipo de casos existen dos opciones, siempre de acuerdo con lo que nuestro monitor nos contó después: que el hipopótamo solo quiera escabullirse al igual que nosotros o que ataque por temor. Afortunadamente, en aquel momento se cumplió la primera de ellas y el animal se sumergió en el agua para no volver a aparecer.
La carrera y el susto nos llevó, sin embargo, hasta una zona amable del río donde un elefante comía tranquilo. Los elefantes son también animales peligrosos, pero después de lo acontecido la imagen de aquel bello animal nos pareció casi celestial.
Otra de las situaciones peligrosas es encontrar un hipopótamo en solitario, ya que él también puede temer lo que nosotros, los extraños, podamos hacerle. No ocurriría lo mismo si supiera que todo lo que queremos hacer es huir, pero esto no lo sabe. Y así pasó cuando, en una de las orillas, unos sonidos llamaron nuestra atención. Al mirar, un hipopótamo que en ese momento parecía gigante se aproximaba hacia nosotros corriendo. Y sí, aunque no lo creas, los hipopótamos pueden correr, y mucho. Su carrera se mezcló con la nuestra por salir corriendo, o navegando, a marchas forzadas, remando sin parar para quitarnos lo más rápido posible de su camino. En este tipo de casos existen dos opciones, siempre de acuerdo con lo que nuestro monitor nos contó después: que el hipopótamo solo quiera escabullirse al igual que nosotros o que ataque por temor. Afortunadamente, en aquel momento se cumplió la primera de ellas y el animal se sumergió en el agua para no volver a aparecer.
La carrera y el susto nos llevó, sin embargo, hasta una zona amable del río donde un elefante comía tranquilo. Los elefantes son también animales peligrosos, pero después de lo acontecido la imagen de aquel bello animal nos pareció casi celestial.
Los siguientes canales nos conducían ya al final de la aventura, siempre evitando manadas de hipopótamos, huyendo de los ojos que de repente aparecían en algún lugar cercano y también disfrutando de los paisajes, las aves, los elefantes de las orillas y el cielo azul.
Si tuviéramos que sacar una lección de aquel día, sin duda deberíamos pensar en no volver a realizar actividades con animales salvajes con tan poca protección. A pesar de eso, convivir con ellos de cerca... mereció la pena.
Si tuviéramos que sacar una lección de aquel día, sin duda deberíamos pensar en no volver a realizar actividades con animales salvajes con tan poca protección. A pesar de eso, convivir con ellos de cerca... mereció la pena.
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